HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE: LOS ESCRITOS DE LEONARDO A TRAVÉS DE LOS OJOS DEL APRENDIZ

Ponente(s): MarÍa Graciela Corzo GonzÁlez
En abril de 1519, cerca de su muerte, Leonardo dicta su última voluntad otorgando a su discípulo predilecto, Francesco de Melzi, sus más valiosas posesiones: sus cuadernos de notas, sus libros, dibujos y bosquejos. A partir del fallecimiento de Leonardo, Melzi recibe este legado que viene acompañado con una enorme carga de responsabilidad y compromiso por conservar, proteger, descifrar e integrar los escritos en los diferentes temas y disciplinas en los que Leonardo había trabajado durante toda su vida. El aprendiz continúa, así, una relación inseparable con su maestro a través de sus manuscritos e inicia un arduo trabajo de lectura y clasificación que le llevará el resto de su vida. Mediante el estudio de los cuadernos y las notas, Leonardo lleva de la mano a su discípulo por el amplio mundo de sus descubrimientos y sus indagaciones. Pero Melzi, sabiéndose incapaz de descifrar por completo semejante obra, atina a ordenar en una colección todo lo relacionado con el arte de la pintura, que dará como resultado el llamado, más tarde, Tratado de Pintura. Al tiempo que Melzi va revisando los documentos, se van entretejiendo historias y anécdotas del maestro relativas a su vida y a sus intereses, y a la forma en que Leonardo materializó muchos de sus conocimientos en sus obras pictóricas. En particular, Melzi logra entender la especial atracción de su mentor por el descubrimiento, a fondo, de las peculiaridades de la Naturaleza que se presenta como una musa que sugiere a Leonardo la investigación del por qué y del cómo funcionan internamente las cosas de este mundo, y que lo inspiran a producir varias de las obras más extraordinarias de la pintura de todos los tiempos. A partir de la muerte de Melzi, y después del enorme esfuerzo y dedicación de quien empleó prácticamente toda su vida a honrar y preservar la obra de su maestro, los manuscritos se separan de su protector e inician viajes inesperados transitando por muchas manos, algunas interesadas en la obra, y otras interesadas en el lucro, para finalizar en colecciones dispersadas por el mundo e incompletas: los llamados Códices Vincianos.